Destetados por 'La teta asustada'

lunes, 8 de febrero de 2010 |




Luego de la nomicación al Oscar de 'La teta asustada' como mejor película extranjera han vuelto a escucharse -y leerse- diversos comentarios en contra la galardonada cinta. Desde que obtuvo el prestigioso 'Oso de Oro' en el Festival de Berlín, los comentarios de algunos periodistas, críticos de cine y 'bloggers' han sido sumanente duros, tildándola en muchos casos de racista, prejuiciosa, malintencionada, entre otros adjetivos.


Al parecer algunos personajes mediáticos y de la blogósfera local no pueden digerir todavía, ni mucho menos comprender, cómo es que el drama de la gente más humilde, marginal y pobre del país recibe la atención de la crítica cinematográfica internacional. Porque es el gran cine el que ha premiado la carrera de Claudia Llosa, directora de la cinta, y de Magaly Solier, la perturbada protagonista de la misma.

Muy al margen de los cuestionamientos que pueda recibir la obra en cuanto a su calidad argumentativa, fotográfica, actoral, etc., que no es materia del presente artículo, el gran revuelo que ha desatado 'La teta asustada' se debe a una historia que toca asuntos que muchos quisieran olvidar. En momentos en que el país está creciendo económicamente (muy desigual, por cierto), los más óptimistas con el "modelo de desarrollo" (el 'establishment') no desean que recordemos nuestro convulsionado pasado, es decir, los abusos de los defensores del orden (nuestras Fuerzas Armadas) contra la población más indefensa, en este caso, las mujeres de comunidades altoandinas.

No hay que mirar atrás sino adelante, parece ser la consigna cifrada en cada falso elogio. Hay que hablar de lo bueno que tenemos como nuestros atractivos turísticos, nuestra exquisita y variada gastronomía, el potencial de la minería, la riqueza del mar de Grau, etc. El discurso oficial señala que hay que proyectar una buena imagen para atraer más capitales y turistas. Nada de difundir películas infames y derrotistas que no contribuyen a levantar la autoestima nacional.

Si los canales de señal abierta no han adquirido los derechos televisivos de la película peruana más exitosa es porque refleja la visión de las élites locales. ¿Para qué evocar sucesos trágicos (que no han sido superados) si apuntamos a alcanzar a Chile dentro de algunos años? se preguntan. Para cierto sector no es nocivo difundir expresiones que recuerden las violaciones de los derechos humanos y la clamorosa ausencia del Estado durante la lucha antisubversiva. Es mejor que no se cree conciencia sobre lo que pasó porque podría dar lugar a más juicios contra militares y numerosas solicitudes de reparación.

Eso es lo que está implícito en las actitudes de algunos líderes de opinión cuando se expresan sobre 'La teta asustada'. 'La teta', valga la redundancia, los asusta porque el es la clase de cine que pone de manifiesto nuestras injusticias sociales.

El que en latitudes más desarrolladas se aprecie la honestidad y versión personalista de Llosa altera los nervios de quienes la denostan públicamente y de quienes la elogian hipócritamente en los medios. Lo que no pueden aceptar es que occidente, de donde vienen los capitales que necesitamos y los referentes culturales que adoptamos sin chistar (patrones de consumo), eleve a la categoría de arte aquello que muchos suelen despreciar.

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